Escondido entre dos espacios huecos. Oculto de la luna, que al acecho, busca mi alma mortal. La espero, y el ánima intranquila se agita en mi interior, fue un grave error, vendérsela al diablo. Y la esperanza de hallar una salida no se encuentra al alcance de mi mano y tengo que entregarme. Y el calor que apetece en mil inviernos se hace ahora bizma asfixiante y derrite la luz de la salida. Abro la boca y el llanto enmudecido que retiene y fuerza una garganta que sigue intentando respirar. Ese aire viciado que envenena el deseo de tu calor humano convierte el sentimiento en lo carnal y pierde así el encanto misterioso de tu mirada vaga y de tu tacto que viaja hacia las tierras del olvido. Escondido entre dos espacios huecos sólo depende de mí la decisión del anclaje o de la huida. Busco razones para que tu encanto no me engaáe, y el destino muere, es mi turno, su amenaza es ahora mi calvario. Y la salida se muestra, surge el miedo, pero la decisión está tomada, romper el hechizo es demasiado. Y vuelvo a ti.