Es una tarde cenicienta y mustia,
Destartalada, como el alma mía;
Y es esta vieja angustia
Que habita mi usual hipocondría
La causa de esta angustia no consigo
Ni vagamente comprender siquiera;
Pero recuerdo y, recordando, digo:
Sí, yo era niño, y tú, mi compañera
Y no es verdad, dolor, yo te conozco
Tú eres nostalgia de la vida buena
Y soledad de corazón sombrío
De barco sin naufragio y sin estrella
Como perro olvidado que no tiene
Huella ni olfato y yerra por los caminos, sin camino, como
El niño que en la noche de una fiesta
Se pierde entre el gentío
Así voy yo, borracho melancólico
Guitarrista lunático, poeta
Y pobre hombre en sueños
Siempre buscando a Dios entre la niebla