El iris de las alas bajo el manto
En la pálida sien, lauro y encina
Rubor de rosa y de púrpura de espina
Rompió a cantar, y nadie oyó su canto
Vagó por los infiernos del espanto
Y ascendió por la escala diamantina
Llevó hasta el mar la planta peregrina
Se echó a llorar, y el mar bebió su llanto
Volvió una noche ungido por la luna
De las almas de ayer, no vio ninguna
Al serafín, bajo el disfraz, del hombre
Cruzó frente al humano desconcierto
Y se perdió en las dunas del desierto
Y no dijo su patria ni su nombre