El perfume de su almohada
tú lo conoces bien
y la humedad de sus sabanas
blancas también.
Que suerte la tuya que puedes
tenerlo a tus pies
sintiendo en tu boca
sus besos que saben a miel.
Mirando como le hablas
de amor, el tiempo no se detiene,
y nada tengo yo que esperar
aunque me quede en el aire.
Quién como tú
que día a día puedes tenerle
quién como tú
que sólo entre tus brazos
se duerme.
Quién como tú,
quién como tú
que tarde a tarde esperas
que llegue.
Quién como tú
que con ternura curas
sus fiebres
quién como tú.
Esas noches de locura
tú las disfrutas bien
y entres sus brazos las horas
no pasan, lo sé.
Mirando como le hablas
de amor, el tiempo no se detiene,
y nada tengo yo que esperar
aunque me quede en el aire.
Quién como tú
que día a día puedes tenerle
quién como tú
que sólo entre tus brazos
se duerme.