Tenía las hojas mustias
Sin vida rozando el suelo
Sufría la enredadera
Solita su desconsuelo
Mas vino el azul destino
Con manos de jardinero
Y a lado de un árbol joven
Plantó su vencido cuerpo
Se amaron desde ese día
La enredadera y el ceibo.
El ceibo le dió su apoyo
Su savia sus flores nuevas
Y entonces volvio a ser joven
Y bella la enredadera
El ceibo buscaba el alma y
El alma crecio con ella
Si amo luego su hermosura
La amo primero por buena
Se dieron al imposible
El ceibo y la enredadera.
Ahora son solo ahora
Amantes y compañeros
No piensan en el futuro
Con manos de jardinero
Persisten en el abrazo
Acumulando recuerdos
Que pena quererse tanto
Y florecer a destiempo
Que pena quererse tanto
La enredadera y el ceibo
Que pena quererse tanto
La enredadera y el ceibo