(Polca)
Un paisano medio tal, medio intelectual y montevideano,
entre un quiero y un no quiero vino a dar a Vichadero.
Y allá por el Gato Negro bordoneaban las auroras
la contradanza molecular de los átomos de la piedra mora.
Todo es cambio y movimiento, meditaba con esmero
y las tetas no están quietas si lambetan los terneros.
La noche se tiende afuera, estrellada y sin fronteras,
y se pican en los quinchos milanesas de capinchos.
Dicen que el ombú es eterno, mucho más la piedra mora,
pero un árbol se hace piedra, y una piedra boleadora.
Y la verdadera historia la hacen los pobres del mundo
en contradanza molecular con los átomos de la piedra mora.
Todo parece tan quieto, siempre igual, siempre obsoleto;
pero aquí antes era un valle y hoy hay una humilde calle.
Y donde un pueblo levanta su unidad como palanca
puede mover el planeta y nunca más habrá trompetas.
La contradanza molecular de los átomos de la piedra mora...
O mori, o morita.*
* Alocución final, no cantada.