(Canción)
Hoy por primera vez te escribo
y sé que no escribirás
un niáo como tú no escribe
si no está en el Perú.
Un niáo como tú
pequeáo y raro niáo Christián
tu madre loca luz
tu padre ardiente y frágil varón.
Cabían en un cajón de pino
en tu cuarto de pensión
pero no eran así las cosas
cuando te conocí.
Tu pelo de aserrín
tus ojos donde el tiempo se hundió
no están en mi canción ni tú
volverás nunca al Perú.
Zapatos sin cordón tan solos
como estuvo tu amor
la vida te ayudó a morir
mimando tu soledad.
En Córdoba no están
tus párpados no pueden estar
un niáo como tú no duerme
si no está en el Perú.
Tu madre loca luz
tu padre ardiente y frágil varón,
allá en su hondo temor
de ser menos que un niáo te amó.
Y fue fuego mayor
ardiendo como un hijo del Sol
y no sólo te amaba,
amaba su color en tu piel.
Y hoy que te recogió
yo sé bien a donde te llevó
tu cuerpo lo sabía
un día volverías con él.
Y dile a tu papá que yo
soy poco y nada también
que quisiera el amor vivir
en aquel mundo mejor.
Dile que esta canción los ama
más que nunca a los dos.
(La puntuación, la versificación y la ortografía son de Alfredo Zitarrosa)