(Milongón)
Negro milonguero, qué bien,
buen tamborilero también,
baila milonga para su mercé,
como milonga y como canbomblé.
Negro yacumenza y bantú,
toca el tambor-piano zulú,
y alzan las piernas en la noche azul
nueve lunas morenas de tisú.
Negro nieto de cazador,
trabajando en el corralón;
sombra de jabalí; pie de león
junta basura y bosta en un camión.
Negro hijo de negro oriental,
tuvo abuelo negro bozal,
que se alzó en armas junto al general
y un caáón lo partió en Marmarajá.
Salió la luna boba, bembé,
se puso a darme coba, también
zumba el muerto en su tumba, Juillié
se murió en la macumba
otra vez
Qué con qué
!
¡quién con quién
!,
¡cuándo también
!
¡Cómo y por qué,
unos primero
y otros después!
Negro del lanzazo mortal,
sombra en la sombra tensa del bar,
frente a su gran vaso municipal
cierra un ojo y se bebe la mitad.
Piensa en los caáones de Alvear,
abre el ojo y vuelve a mirar.
Un batallón es para batallar,
ése es el mejor modo de pensar.
Negro milonguero, seáor,
del tamboril más tronador.
Alza el vaso de vino y un temblor
le baja de la mano al corazón.
(La puntuación, la versificación y la ortografía son de Alfredo Zitarrosa)
(Los textos en cursiva corresponden a partes recitadas)