Mi vida transcurre en la misma dirección:
Sin prisa, sin pausa, sin cortes de respiración.
Ruidos, al otro lado del colchón;
Tan solo es el silencio pidiendo perdón.
Sabes, casi tan bien como yo,
Que no formamos parte de la misma ecuación.
Llueve en este oscuro rincón
Donde solo mi reflejo me da conversación.
Que se me ha colado el frío entre mi piel y la ropa,
Que ya no puedo más contigo ni con mi estúpida boca.
Me quité el reloj para ver si se paraban las horas.
Déjame irme con la luna a ver si estamos a solas, si estamos a solas.
Sin querer, te has vuelto prisionera
Por culpa de las palabras de esta embustera.
Sal, echa un vistazo ahí fuera,
Que hay mucho mundo lejos de mi pecera.
Que se me ha colado el frío entre mi piel y la ropa,
Que ya no puedo más contigo ni con mi estúpida boca.
Me quité el reloj para ver si se paraban las horas.
Déjame irme con la luna a ver si estamos a solas, si estamos a solas.
Pienso y no me acuerdo cuántas veces mi recuerdo se ha perdido y congelado en el más frío
Invierno.
Y ahora, más muerto que vivo, más loco que cuerdo, va bajando los peldaños al ardiente
Infierno.
Que esto ya estaba hablado así que sal de mi cabeza, porque nadie te ha invitado.
¿Cómo es que habitando el mismo cuerpo resultamos tan extraños y ni siquiera nos hemos
Tocado?
Que a estas alturas ya no sé ni lo que dice mi boca,
No sé ni dónde estoy ni qué hice con mi ropa.
Ya no viene la luna en mi busca, dice que no son horas.
Hay que tener valor para dejarme conmigo a solas,
Hay que tener valor para dejarme conmigo a solas.