Puso amor, puso fe y fue constante,
y el querer cobarde la engaáó;
hoy reniega del amor, y en adelante
cerrará su corazón.
No creerá jamás en juramentos,
para ella se ha muerto la ilusión;
si el amor es maldad y sufrimientos
ya no quiere más amor.
-Beba,
cariáoso le decía;
-Beba,
yo no vivo sin tu amor...
Y tan bien su cariáo fingió
que ella le dio su corazón...
-Beba,
y en los ojos la besaba;
-Beba,
no me mates la ilusión...
Y ella ingenua se entregaba
encantada de su amor...
Como él, otros muchos la engaáaron,
cada vez que buscaba en el querer
el encanto que todos le negaron
a su alma de mujer.
Hoy, perdida la fe, lleva en los ojos,
el misterio insondable de su mal;
es como esos crepúsculos tan tristes
de las tardes de arrabal.