Chatita color celeste
fileteada de oro y blanco,
que lleva pintado al flanco:
"El picaflor del Oeste".
Aunque a su dueáo le cueste
la lleva limpia y cuidada,
y cuando pasa cargada
de flores, plantas, macetas,
se alborotan las pebetas
de mi sensible barriada.
Como una enorme visera
tejieron manos galantes
los flecos de una arpillera.
Cuelga en el medio -diquera-
el sol de una cabezada
y de una cinta encarnada
remata el moáo lujoso
para que recuerde el mozo
la fe de "su pior es nada"...
Atado lleva en la vara
para que la dignifique,
el espamentoso dique
de un potrillo malacara.
Tira, como si jugara
con el peso de la chata,
del barro no se abatata,
ni en el asfalto patina.
Y al llamo de "Golondrina"
se afirma en las cuatro pata...
Su dueáo: Julián Hermida,
por mal nombre "Picaflor",
medio poeta y cantor,
pero bolilla corrida.
Le ha dao más golpes su vida
que el baul de un emigrado,
por eso vive entregado
al cariáo de su china,
al laburo, a "Golondrina"
y a recordar su pasado...