Te he visto bajar por la sierra,
al rayo del sol,
detrás de tus lindos cabritos
de blanco vellón.
La vuelta que daba la senda
a mi vista te ocultó,
y alegre, de lejos, tu risa
flotando en el aire sola llegó.
Cordobesita,
me mata la pena,
queréme, sé buena
como yo lo soy.
Sabiendo que sufro, te ríes,
¡qué mala y qué cruel!
Y de mi cariáo pueblero
nada quieres creer.
Escúchame sólo un momento
y verás que es mi amor
más firme, más noble
que el tronco del roble
que abrigo y sombra te dio.
Cordobesita,
me mata la pena,
queréme, sé buena
como yo lo soy.
Querer como yo te he querido
nadie te querrá.
Cantar como yo te he cantado
nadie cantará.
Y vos que te ríes y gozas
viéndome triste sufrir.
Y alegre, de lejos, te oigo,
perversa, taimada, reír y reír.