Si tiene el alma negra y no se apena,
de la triste miseria de los caídos.
Si pone la injusticia de su condena
sobre la angustia enorme de los vencidos.
Si pasa por la vida frío, implacable,
con la eterna dureza fría del fierro.
Si traiciona al amigo, si es miserable,
la indignación le dice: ¡Perro!
¡Y perro no es eso!
Perro es bondad y cariáo,
caricia de niáo,
nobleza de amigo,
dulzura y amor.
Pero es bravura y coraje,
perro es aquel que te cuida,
el que se juega la vida
por la vida del patrón.
El que perdona el castigo,
el que olvida la cadena,
la cosa más noble y buena,
de las cosas que hizo Dios.
Si ignora los placeres que tiene el mundo,
siendo noble, derecho, bueno y honrado.
Si eludiendo lo bueno, busca lo inmundo
para olvidar, lo recto de lo pactado.
Si se escuda en la sombra para ser bravo.
Si es déspota y cobarde desde su encierro,
corazón de negrero, alma de esclavo,
la indignación del mundo le dice: ¡Perro!