(recitado)
Dios quiere para los pibes
otra suerte, ya lo ves.
Cuánto sufrir, cuántos ruegos,
pero ya juega de nuevo,
se salvó el pibe, mi bien.
¡El pibe se salvó... se salvó el pibe!
Ya ves que nuestro ruego escuchó Dios.
Hay algo que es más fuerte que la muerte,
el ruego de una madre ante el Seáor.
El pibe se salvó, volvió de nuevo,
trayendo la alegría a nuestro hogar.
Qué lindo está, otra vez, nuestro muáeco,
con ganas de reír y de jugar.
Si se salva el pibe, dijimos un día,
vas a ver la farra que vamos a dar...
La promesa hecha es cosa sagrada
y yo mi palabra la sé respetar.
Prepará las cosas, que el primer domingo,
en el patio viejo repleto de sol,
se dará la fiesta para el pibe lindo,
muchachito bueno de mi corazón.
Traeremos a los pibes del contorno,
orquestas y cantores llegarán.
¡Qué pena que Gardel ya se haya ido
sino también a él lo iba a invitar!