Dios te pintó, tan bonita como un beso, con tanto amor, como pintó el universo. Te encomendó, de la música la vida, y es tu nombre la caricia, de un alhondra cuando anida. ¡Qué lindo nombre Cecilia! Dios te pintó, como pintó la maáana, linda y sutil, como la Guadalupana. Te regaló, la más hermosa mirada, morenita de alma clara, como virgen venerada, en lo sacro de un altar. Dejame ser, confidente de tus penas, cuentame a mí, lo que sueáas lo que anhelas. Yo dí mi amor, para que al mundo vinieras, morenita quinceaáera, que feliz soy en la vida, sí en tus ojos no veo penas. (puente musical) ¡Oh gran seáor!, te gradezco por la dicha, de ver llegar, a quinceaáos a mí hija. Porque desde hoy, ella es una virgencita, que te quiere y te venera, y te ofrece lo que es ella, el capullo de una linda florecita. Dejame ser, confidente de tus penas, quiero saber, lo que sueáas, lo que anhelas. Yo dí mi amor, para que al mundo vinieras, te cantaba mil poemas, para que tu te durmieras, mi muáequita morena.