Un catorce de septiembre, vino la gente de Altar., a Sonoita de las Flores, una carrera a jugar, con rafaela de sayo, muy seguros de ganar. El bronco feliz decía, cuando medía el terreno, apuestenle lo que quieran, el tequila no es muy bueno, toáo López lo seguía, muy seguro y muy sereno. Fausto paseaba a la yegua, y Dorotea el caballo, decía Galdino Domínguez, seáores, yo soy el gallo, apuestenle lo que quieran, porque nos sobra caballo. Hasta las trecientas varas, la rafaela voló, pero ya en las cuatrocientas, la suerte la abandonó, porque al llegar a la raya, el tequila le ganó. Arvizú vió la carrera, y todo lo que pasó, perdonáme Jimy Walter, pero eso sí que fué cierto, le hizo daáo a rafaela, el tequila del desierto. El bronco ya se despide, rafaela lo siguió, toáo López lo despide, con una amable sonrisa, les daremos la revancha, aquí no tenemos prisa. Hasta las trecientas varas, la rafaela voló, pero ya en las cuatrocientas, la suerte la abandonó, porque al llegar a la raya, el tequila le ganó.