El ángel exterminador inseminó a María, su negra espada de fuego le alumbró la cara. El ángel exterminador con flores a María, labró un camino de miel y fuego en su mirada. Oíd mis huesos quebrarse con la luz del día, oíd mi voz al cantar al Cristo de la Kaaba. El ángel inseminador fecundó a su hija, su sexo como una serpiente emponzoáó su alma, la culpa negra creció y oscureció la vida y el pelo se extendió y cubrió toda vergüenza insana. Oíd mis huesos quebrarse con la luz del día, oíd mi voz al cantar al Cristo de la Kaaba. Y el niáo limpio brotó de aquella fea herida, la muerte engendró un rumor de viento en su cara. Quien vive entre los arbustos notará la brisa, la brisa marina que llora por la pena mala.