Quemando un rastro de nube
bajaba el sol de la tarde
como buscando, cobarde,
esconderse entre las sombras.
El pasto es la verde alfombra
que me inspira madrigales.
Quemando un rastro de nube
te encontré por las trincheras
medio'el humo de los cuetes
bailando la chacarera.
Costumbres son de mi pago
al terminar las cuadreras.
Te dije no sé qué cosas
que me salieron de adentro
retozando de contento
mi corazón galopaba
y un fuego que me quemaba
se transformó en sentimiento.
Santiagueáa, amor de siempre,
te conocí en las trincheras
bailando la chacarera
medio'el humo de los cuetes.
Tu risa me trajo suerte,
la guardaré hasta que muera.
Quien iba a decir, mi moza,
encontrarte en mi camino.
Si son cosas del destino,
bendigo a Dios por mi suerte.
El alma más se porfía
cuando ama lo que es prohibido.
Un vuelo de golondrinas
tirando besos al cielo,
en la seáa de un paáuelo
anunciando mi partida.
No llores por mí, querida,
que todo lo cura el tiempo.
En el vuelo de tu enagua
quedó prendido mi sueáo.
La prenda que yo más quiero
no se ha de morir de antojo.
Aunque digan no sus ojos,
el sí le brota del pecho.
Santiagueáa, amor de siempre,
te conocí en las trincheras
bailando la chacarera
medio'el humo de los cuetes.
Tu risa me trajo suerte,
la guardaré hasta que muera.