Me voy, amor. Si soy motivo para el olvido,
decime adios; decímelo.
Que la paloma de tu paáuelo
me diga no; me diga adiós.
Me dices no. Pero tus ojos se van conmigo
por donde voy; huellita soy,
que va y que vuelve como dos veces:
el rio a mí ; el cielo a vos.
¡Qué sencillo modo
tuvo el cariáo entre vos y yo:
tan sólo un paáuelo, en donde el cielo
se me olvidó; se te olvidó!
Humito azul, que sube y sube
desde la leáa quemándose; quemándome.
Como la luna que con tu ausencia
me sale a ver, quemándome.
Ausente soy como paloma
herida en un ala: penando estoy.
Me suelen ver a medio vuelo
de tu paáuelo, buscándote; buscándome.