Enclaustrado en el dolor,
en penitencia por tu adios;
desterrado de tu eden,
entre tinieblas de terror.
Soy un hijo de la noche,
ya no hay luz sin ti;
y es que sin ti,
estoy muriÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂéndome de amor.
Entre la obscuridad,
se escaparÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂá la paz,
cuando oigas
mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento;
a media noche asÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
me acordarÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂé de ti,
desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro
Y es que estoy muriÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂéndome de amor
padeciendo por tu cruel traiciÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂón.
Siento como se me va,
el alma de mi humanidad;
entre lunas llenas soy,
el rey de la desilusiÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂón.
Y se rÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂe a carcajadas,
tu promesa en mi;
y con la sombra de tu cuerpo,
he de morir.
Entre la obscuridad,
se escaparÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂá la paz,
cuando oigas
mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento;
a media noche asÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
me acordarÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂé de ti,
desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro
Y es que estoy muriÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂéndome de amor,
padeciendo por tu cruel traiciÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂón.
Entre la obscuridad,
se escaparÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂá la paz,
cuando oigas
mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento;
a media noche asÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
me acordarÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂé de ti,
desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro
Entre la obscuridad,
se escaparÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂá la paz,
cuando oigas
mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento;
a media noche asÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
me acordarÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂé de ti,
desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro