Eras mi alma gemela mi tiempo de escuela asombro y misterio. Eras la mano tendida la entrada y salida de mis sentimientos. Era mi fiebre y mi celo, tu cinta en el pelo, mi tiempo de espera. Eras deseo en mis brazos primero y acaso la duda primera. Eras un mundo complejo tan cerca y tan lejos tan mía y ajena Eras la pálida luna besando las dunas, clareando la arena. Era tu voz un arrullo y yo era tan tuyo, tan tuyo que fuera. Éramos tanto y tan poco, acaso un sofoco, de la primavera. Eres la magia cercana que avala mis ganas de ser, cada día. Eres mi tiempo de ahora la luz veladora de andar por la vida. Eres la mano templada que afila la espada de mis rebeldías. Y la sagrada imprudencia, la dulce impaciencia de mi fantasía. Eres ventana y postigo, refugio y abrigo en las horas frías. Faro, fanal y farero que alumbra el sendero de mi bonhomía. Eres la magia del beso que espera el regreso de mis correrías Eres la voz que me nombra, eres luz y sombra; en el alma mía.