Ya no creo en nada, hasta dudo de ti; siento desconfianza, ya no creo ni en mí; mi mente se ofuzca ya no sé qué decir, me enloquecen los celos que yo siento por ti. Malditos sean los celos que envenenan mi alma; maldita sea la duda que acabó mi ser; la cruel incertidumbre de tu amor me mata. Me estoy volviendo loco sin saber por qué. Yo no se por qué será que no pierdo la razón; será porque hay en tu amor alguna interrogación. Dime, dime la verdad, desengáñame, mejor, que yo prefiero un puñal, a la duda de tu amor.