Es mi guitarra la clave de este sutil laberinto y por más que pienses distinto sólo con ella se sale. El instrumento ya sabe con qué cuerda ha de vibrar y cuándo incluso callar pa no llamar la atención si es otra la pretensión del que ha venido a cantar. "írrito, nulo, disuelto y por siempre sin valor", así declaro el dolor del que hoy me libro resuelto. Ni siquiera espero el vuelto, es cuestión de dignidad; prefiero la liviandad de andar sin cruz en mis hombros y así sobre mis escombros declaro mi libertad. Soy como el monte nativo más que leña y que frutal, más que valor comercial, más que tierra de cultivo. Me retuerzo y sobrevivo y crezco en mi propia intención - espinas para el ladrón fruto y flor a quien lo pida- (que) la talarrasa homicida alienta mi insurrección. A tiempo yo me retiro, yo se guardar tus secretos, décima que te respeto, que te respeto y admiro. De un hilo pende el suspiro del querer adolescente del que se olvida la gente que ya ha perdido el valor de dar todo por amor sin perderse en la corriente.