SONETO PARA UNA ROSA Para llegar a la rosa, por su tallo comencé, y a cada avance logrado, espinas me fui clavando, cada espina fue una historia que a mi me fue desgarrando la rosa estaba más alto de lo que yo imaginé. Arrebatar su color "será muy fácil" pensé pero fallaron mis cálculos, pues cuando me fui acercando cada pétalo a su antojo el color iba cambiando, rosa roja, rosa blanca... y allí, me desconcerté. Aprendí lección muy dura, y así mi vida cambió cada rosa no es la rosa, aquella que uno soñó, cada una es una vida... que debemos descubrir. Cada espina es una daga, y seguro has de sangrar cada pétalo es un beso que tu herida ha de aliviar, jamás codicies la rosa... si es que no quieres sufrir!