No quiero que el sol me muerda otra vez Nadé toda la noche en los mares de los bares dejándome arrastrar por sus corrientes. Aliñando mi mente y frenando el desparrame a base de ilegales ingredientes. Mostrando mis diablos, ahuyenté el mal fario y me dije que no quería oleaje, ni tampoco tormentas expertas en naufragios que joden la alegría de estos viajes. Y, cerrado el trato, proseguí nadando a mi puta bola y, si vienen olas, me sumergiré, pues no quiero acabar varado en la arena a estas horas, que aún tengo faena por hacer. Y a medida que la noche va caminando, se van formando piezas pal carrusel y, tirando de parné, cada cual pinta su cuadro y a la oreja se corteja el placer.. Yo sigo nadando y a veces, buceo a mi puta bola y si te veo sola, aullaré. Y aunque deseo acabar varado en aguas de tu boca, aun me quedan rocas que romper. Y vuelvo emerger mojado pero encendido. Dispuesto de nuevo a poner en su sitio mis sentidos. Sonrío y comienzo a leer en los ojos de la gente, forma que empieza a coger el careto del ambiente. Y, a medida que la noche se va gastando, se van cayendo piezas del carrusel y, me apetece comer de tu cuerpo que me asalta, pero el sol ya se levanta y no quiero que me dé. No quiero que el sol me ladre otra vez No quiero que el sol me vuelva a morder. No quiero que el sol me ladre otra vez No quiero que el sol me vuelva a morder. ¡¡No quiero!!