Entra la luz por la ventana, y me escondo debajo de la cama. Mi cuerpo es una maldición, cucaracha de callejón. Pongo dinamita en la batidora me la como con galletas, detergente y coca cola. No soy blanco, no soy negro, soy un poco verde, pero me da igual. Nadie sabe si soy un marciano o una lechuga escapada del Hortelano. Mi voz tiene el tono ordinario de una almeja cantando en un armario Me rasco la cabeza llena de ideas, que siempre se derriten como helados.