Ya pasamos pues no observamos vuelve el ciego a acompañarnos. Vivimos cerca la indiferencia volvemos santos nuestros engaños. Frente a sus ojos les despreciamos su oferta pálida sus parcas manos. El crío grita con sus miradas su vida vive impredecible. Porque no vemos el circo nuestro la ilusión pobre que llevas dentro. Nos falta nada mas no brindamos negamos fácil y nos compramos. Lo siento niño es el discurso la traba ingenua que aproximamos. Luego creemos que respetamos el viejo sueño el ser hermanos.