Entiendes porque entiendes, aunque pocos lo entienden, tan simple como respirar. No entiendes los colores, el rosa o el azul, los que lo imponen son tu cruz. Sólo pensar que se ha llegado tu pecado a castigar, me hace sentir vergüenza hoy el ser humano. Jugar al escondite fué pura seducción, unos se esconden y otros no. Y de tanto esconderte encuentras sólo en él lo que no tuvo una mujer. Y respetar, o comprender algo tan fácil de entender no es mi intención, yo no soy juez ni de mí mismo. Pensabas al principio que sólo tú y tu cruz vagabais sólos y sin luz. Y sin la luz no entiendo quién puede distinguir en los amantes la matriz. Y ya está bien de confundir, de no entender, ¡dejad vivir!. Sólo soporte del amor son nuestros cuerpos.