Fume compadre,
fume y charlemos
y mientras fuma recordemos
que con el humo del cigarrillo
ya se nos va la juventud.
Fume compadre,
fume y recuerde,
que yo también recordaré.
¡Con el alma la quería
y un negro día
la abandoné!
Voy sin poderla olvidar,
atormentado por la pena;
ella juró que era buena
y no la quise escuchar.
De nada sirve el guapear
cuando es honda la metida
¡pobrecita, mi querida,
toda la vida
la he de llorar!
Y ahora compadre,
arrepentido,
quiero olvidarla
y no la olvido.
Si hasta parece
que ella se mece
entre las nubes de humo azul.
Fume compadre,
fume y soáemos,
quiero olvidar mi ingratitud
al ver hoy que como el humo
se desvanece la juventud.