Tango porteáo,
tango divino;
tu melodía
es mi obsesión.
Tango porteáo,
con tu dulzura
se envenenó
mi corazón.
Y he de llevarte
siempre conmigo,
como un recuerdo
de este país.
Y he de cantarte,
tango porteáo,
allá en las noches
de mi París.
Nunca podré olvidarte,
tango porteáo, dulce gotán,
cuando me encuentre allá en mi patria,
dentro de mi alma cantarás.
Nunca podré olvidarte,
tango querido del arrabal,
y allá en Montmartre tu melodía
por todas partes me seguirá.