Puede que amanezcan mal los que ordenan la ciudad
Y que nos que prohíban las bebidas.
Que nos den amor con sal, o que el sexo sea ilegal,
Todo puede ser en esta vida.
Lo que nunca lograrán es hacernos renunciar
O que, por temor a la partida,
Decidamos no seguir dedicados a vivir
Con la decisión de los suicidas.
Aunque me digan que no hay más que hacer,
Nadie me quita la fe.
Ni las heridas ni la religión, no, no,
Nadie me quita el amor.
Yo no voy a prescindir del deporte de vivir
Porque deje algunas cicatrices.
No me voy a confesar ni me voy a flagelar,
No quien sufre come más perdices.
Para la felicidad no hay una universidad,
Los doctores no son más felices.
Solo hay que aprender a amar, sólo hay que resucitar,
Solo hay que graduarse de aprendices.
Aunque me digan que no hay más que hacer,
Nadie me quita la fe.
Ni las heridas ni la religión, no, no,
Nadie me quita el amor.
Más que la prudencia y que la obediencia
Yo prefiero un salto mortal.
¡no me vendan cuentos ni remordimientos,
Que se venga el juicio final!
Aunque me digan que no hay más que hacer,
Nadie me quita la fe.
Ni las heridas ni la religión, no, no,
Nadie me quita el amor.
Aunque me digan que no hay más que hacer,
Nadie me quita la fe.
Ni las heridas ni la religión, no, no,
Nadie me quita el amor.
No, no, no, no.