A los diez y seis viajábamos cool, sentados sobre nuestra acera.
La calle era el tren, el barrio era el club, y no importaba qué viniera.
Quisimos volar, soñamos un gol y asesinamos las ventanas,
El crash del balón y luego a correr de miedo de doña fulana.
Todo fue sin miedo y sin dolor y después el acelerador.
Primero el café, después el billar, y el sexo que nos arrincona.
Y ¿cómo crecer? Y ¿a dónde fumar? ¿qué hacemos con tantas hormonas?
Cambiamos de look, de calle, de andén, de música y de catecismo.
Llegó la mujer que nos bautizó, ya no seríamos los mismos.
Hay que ver cómo cambió el color desde que nos encontró el amor.
Yo no voy a parar, yo no voy a parar,
Los años corren, pero todo sigue igual.
Yo no voy a parar, yo no voy a parar,
Yo sigo al sueño a donde tenga que llegar.
Cortamos la flor del bien para ver que el mundo no era en blanco y negro,
Cargados de amor, repletos de fe, temidos por curas y suegros.
Llegó el rock & roll con su tempestad y todos a cambiar el mundo,
Después a entender que la eternidad nos dura apenas un segundo
Y a jugar con la desilusión otra vez al gato y al ratón.
Yo no voy a parar, yo no voy a parar,
Los años corren, pero todo sigue igual.
Yo no voy a parar, yo no voy a parar,
Yo sigo al sueño a donde tenga que llegar.
Hoy vamos a pie, buscamos un bar, amamos como desahuciados,
Que siempre es mejor vivir que guardar (¡pregúntale a los jubilados!).
¡qué importa saber que un día habrá un fin si hay lápices y golondrinas!
No cambio una flor por un corbatín ni un parque por una oficina.
Subo al bus, espero algún camión, salto al tren, tomo el primer avión.
Yo no voy a parar, yo no voy a parar,
Los años corren, pero todo sigue igual.
Yo no voy a parar, yo no voy a parar,
Yo sigo al sueño a donde tenga que llegar.