Acada rato siento que pierdo la risa,
El viejo llavero, el nuevo también,
Soltando la mirada como anclar en vuelo
A ras de la calle pesada y veloz.
A cada viento creo partirme los ramos.
A cada tiempo creo quedarme sin voz.
A cada cuervo veo mirarme a los ojos:
Cae el ancla al agua;
Sentir que soy yo.
Pero nunca siento perder el dolor.
Pero nunca siento perderlo.
A cada rato siento perder el país
-tortura de anhelos, costilla de mar-.
Aunque se entregue el alma, nada se detiene;
El hierro se enconde detrás de la sal.
A cada gesto siento alejarse un motivo
Por el buen camino que el hambre arruinó.
Siento que el latido perdió a un ser querido,
Un castillo un amigo
Un vestido, un amor.
Pero nunca siento perder el dolor.
Pero nunca siento perderlo.
A cada rato siento que pierdo la raza
-la lluvia se pasa con mi corazón-.
Los cinco sentidos están en la calma,
La calma en la guerra,
La guerra en el paso que doy.
A cada espuela siento
El crecer de las crestas.
Y a cada grieta siento la huida del sol.
Siento que el ovillo igual se ha perdido,
Y ya no hay regreso,
Al menos por hoy.
Pero nunca siento perder el dolor.
Pero nunca siento perderlo.