Era una mujer de humo, en una mujer de agua, en una mujer de lluvia, que la noche te alumbraba
junto a su cueva de llamas encontré comida y casas, no era extraáo de pensara que lo imposible se alcanza.
Pero una mujer de humo cuesta trabajo abrazarla, tantas veces como intentas, otras tantas se que escapa,
aunque te cosas los ojos nunca puedes encerrarla y aunque se va disolviendo nunca llenas a borrarla
era una mujer de humo una mujer de agua, era una mujer de lluvia era una nube blanca.
Porque una mujer de lluvia no hay manera de secarla, sino sabes por qué llora mucho menos porque escampa
puede volverse rocío o transformarse en escarcha, y sin decir mi hasta luego perderse en la mar salada.
Ya se que el agua se pudre si la dejas estancada, que el humo desaparece sin que puedas hacer nada,
pero hay cosas que maltratan, ensombrecen la mirada, demasiado tarde supe que ella con ella se basta.