En la ciudad de los sueáos perdidos
las ofrendas se nos van de las manos
aldeas infinitas, chozas en el barro
damos en el blanco tanto como pifiamos
desde las cavernas tribus humanas
pasiones de mitad de tabla
mandamos el último cupón al cielo
raspándole el óxido al cerebro
junto al cigarro me prendo fuego
nena sí, vamos a hacerlo esta noche
brillar es todo lo que nos dan
mordamos el anzuelo
dios también tiene su propio infierno
manantiales hirvientes a punto de desbordarse
en este club de la peor especie
...crucificados en esta jungla aún respiramos.
afiebrados por el antídoto lucimos nuestra máscara de gas.
reconocernos es la clave.
somos tiernos rebaáos en garantía, sobrevivientes por poco tiempo.
siempre pagamos con nuestro pellejo, somos nuestra propia venganza.
nos convertimos en lo que siempre odiamos.
la vida la aprendemos mordiendo el polvo
para que después un dios piadoso cure las llagas de nuestros revolcones.
prisioneros de nuestras propias reglas,
vamos zumbando como moscas muertas a la faz del futuro.
arrancados de este mundo, estamos bajo su protección y su deshonra.
con el ánimo turbado, sin más fortuna que el desconsuelo,
seremos diferentes esta noche.
en el ojo de la tormenta vamos a reservar un lugar.
nos perderemos del lado de los sueáos y seremos ciegos al servicio de la naturaleza.
(el amor es un gran suicida, ilumina allí, donde antes había sombras)
forjando el último eslabón de la cadena, disfrutaremos de una buena velada antes de
volver a ocupar nuestro puesto, en este club de la peor especie...