No solía ver un amanecer
Pero el Alba en mi vida y ahora me siento muy bien
No solía ser un buen sensei
Pero el Alba en mi vida y ahora estoy muy muy bien
La perdida ya pasó la herida sigue fresca
Ella dijo adiós pero mi cora no la olvida
Cómo oliva en las manos ella siempre se desliza
Y no importa lo que haga ella ya no regresa
La idea me empieza a acostumbrar
Ella ya no volvera y empiezo a crecer
Cómo escuché una vez, la adversidad solo ayuda a quienes sea su destino ser
Y llámame loco pero creo ser ese quien
Así que como la ave fénix mis moronas ya resurgen
Y mis alas suben suben y mis miedos huyen huyen
La verdad yo jamás me detuve nunca me contuve
Un sueño un día tuve
Cantaba frente a miles, palabras muy sutiles
Elocuentes, elevadas, palabra tras palabra
Y la gente suspira, cuando estaba en la traba
Poco a poco me agitaba y gritaba
Nunca nunca lo hago lento siempre siempre siempre contento
Con cientos de conciertos daré antes de mi último aliento
Y lo siento nací diferente nací con un talento
Que usaré para el bien brindándoles un poco de mi aliento
Un poco de mi intento
De mi arte, de mi incienso, un trazo de mi lienzo
Nunca nunca lo hago lento siempre siempre contento
Con cientos de conciertos daré hasta el fin de mis tiempos
No solía ver un amanecer
Pero el Alba en mi vida y ahora me siento muy bien
No solía ser un buen sensei
Pero el Alba en mi vida y ahora estoy muy muy bien
Es Alba la división entre lo que salva y mata
Es Alba la división entre noche y día
Es Alba la división entre lo que salva y mata
Es Alba la división entre lo que salva y mata
Lecciones, traiciones la vida y sus variables
Canciones pueden ser milagros para naciones
Constantes la vida tira golpes
Y yo me aferró a mis dones para que me escuches
Lecciones, traiciones la vida y sus variables
Canciones pueden ser milagros para naciones
Constantes la vida tira golpes
Y yo me aferró a mis dones para que me escuches
Lecciones, traiciones la vida y sus variables
Canciones pueden ser milagros para naciones
Constantes la vida tira golpes
Y yo me aferró a mis dones para que me escuches