Ya estoy aquí otra vez, ensayando una nueva despedida.
Aquí, animándome a dar el primer paso de mi huida.
Colgado de tu melena, atado a ti por cadenas, a ti, a ti;
maldito deseo.
Mi voluntad envenenas, llenas de ti mi existencia, de ti, por ti;
no puedo creerlo, no puedo creerlo, no.
Pero eres mía, tan fuertemente mía,
que hasta me siento un ser injusto y egoísta.
Pero quería decirte un hasta siempre
y, sin embargo, he suplicado: quédate siempre a mi lado,
los dos juntos contra el resto del mundo.
Yo, que ensayé mi discurso y de memoria lo sabía,
hoy frente a ti, me quedo en blanco y las frases se me olvidan.
Me miras y me terminas, me rindo cuando suspiras, por ti, por ti;
y otra vez me ganas.
Vuelve a engancharme a tu risa, me atrapas en tu camisa, en ti, en ti.
Me pueden tus labios, me pueden tus labios, no.
Y te quiero mía, profundamente mía,
aunque sea en esta calle sin salida.
Siempre tan mía, intensamente mía,
aunque sé que es una locura que no lía, ir los dos juntos
por la vida, contra el resto del mundo.
Y te quiero mía, profundamente mía,
aunque sea en esta calle sin salida.
Siempre tan mía, intensamente mía,
aunque sé que es una locura que no lía, ir los dos juntos
por la vida, contra el resto del mundo...