(Cifra y milonga. Recopilación: Alfredo Zitarrosa e Ildefonso Pereda Valdés)
A la mujer cuando es buena
no hay plata con qué pagarle,
pero cuando sale mala,
no hay palo con qué pegarle.
Me subí arriba de un pino
por ver si te divisaba,
y como el pino era tierno,
al verme llorar, lloraba.
Cuando un pobre se enamora
y un rico se le atraviesa,
allá queda el pobrecito
rascándose la cabeza.
Si por pobre me desprecias,
yo te concedo razón:
Gaucho pobre y leáa verde
se tiran para un rincón.
La mujer es como el diablo,
parienta del alacrán;
cuando ven al gaucho pobre
alzan la cola y se van.
La pena y la que no es pena,
todo es pena para mí;
ayer penaba por verte,
hoy peno porque te vi.