(Milonga)
En un trago de vino te sentí,
quemando mis silencios,
y fuiste calentando todo en mí,
gotita de licor.
Contigo las palabras olvidé,
como un niáo que aprende a hablar,
oyendo acaso alguna voz
hallé su modo de cantar.
Hundiéndome en el monte
con el sol y las veredas,
volaba al horizonte,
canto de las arboledas.
Luego en la noche yo te vi
pensabas que dormía
sentada junto al fuego,
viéndome, luna vacía.
Las notas de alguna canción
tal vez quebrándose en tu pelo,
quemaron mis silencios
otra vez, lo presentía.
Hundiéndome en el monte
con el sol y las veredas,
volaba al horizonte,
canto de las arboledas.