Tu piel, ataviada con premeditación.
Tu piel, perfumada con alevosia.
Tu piel, inaccesible por las noches,
Eso si que es un crimen.
Es el peor de todos los crimenes.
Tu piel, despojada de todo,
Excepto de su constelación de lunares y cicatrices.
Tu piel, vestida apenas con un dulce velo de sudor.
Tu piel, asi o asa, como tu quieras,
Como se te antoje hoy frente al espejo.
Ya sea oculta tras férreas cremalleras,
Ya sea ceáida por prolijos abotonados,
O maniatada por microscópicos ganchos,
Atras, en el valle de tu espalda,
O broches de presión,
En la timida selva de tu pubis.
Tu piel, el asombroso estuche de tu ser.
Comisuras y hendiduras.
Orificios y precipicios.
Todo un universo infinito que nunca terminaré de recorrer.
Tu piel de negro.
Tu piel de blanco.
Tu piel cuadriculada de celeste y amarillo o de rojos y verdosos.
Tu piel terracota y violeta,
Tu piel fucsia y azul Francia.
Tu piel de lana, algodón, lycra, seda o satén.
Tu piel de cuero!
O mejor... tu piel asi, sola.
Humeda aun por el agua de la ducha,
Adormecida aun, por la maáana,
Temblando aun después de estallar de placer.
Tu piel, no importa cómo,
Pero que sea tu piel,
Siempre tu piel,
Sólo tu piel.