Me escribiste todo en una carta, pero nunca llegó.
Qué decías (eran frases importantes).
Estarán en otra dirección.
Cuando sufro por tu ausencia nunca encuentro una razón.
Sólo siento esa palabra: un secreto suave entre los dos:
Aishteru, solo tú.
Te imagino en esa playa japonesa, disparando pompas de jabón.
Dominando todo en tu mirada, la tristeza es una fiel adicción,
En japón.
Guardo un rito pasajero, que quisiera repetir:
Te propongo un último paseo, por tu boca hasta decir: aishteru, solo tú.
Aishteru.
Solo tú.
Puedes hacerlo.