En las cuevas de Somiedo, bajo un cielo de piedra
Las sombras se enredan en la bruma ancestral
Un alma templaria regresa sin miedo
A un destino que jura, en su lucha final
Las estrellas ocultas, en los bosques de roble
Susurran emblemas que guardan la fe
En las torres de Ponferrada, donde la cruz es eterna
El alma se entrega, su ciclo es su ley
Recibo mi destino en las montañas sagradas
Donde el eco responde al clamor de la cruz
En los valles de Muniellos, en los ríos sin rumbo
Encuentro mi esencia, en la luz del escudo
En las tierras de Lugo, donde el fuego esconde
La lava y la tierra se unen en fe
Cada paso es firme, cada piedra un emblema
De un templario que avanza sin miedo a caer
Las nubes se alzan en los cielos de Ancares
Formando figuras que vi al luchar
En los acantilados de Ortigueira, donde el mar ruge fuerte
El alma templaria resurge sin cesar
El tiempo me llama, el tiempo me guía
En las ruinas y montes, en el fuego y el mar
Custodio mi destino, en cada sombra y cumbre
Pues en él soy eterno, en él descansaré
Recibo mi destino en las montañas sagradas
Donde el eco responde al clamor de la cruz
En los valles de Muniellos, en los ríos sin rumbo
Encuentro mi esencia, en la luz del escudo