Soñé que la ciudad estaba dentro
Del más bien muerto de los mares muertos
Era una madrugada del Invierno
Y lloviznaban gotas de silencio
No más señal viviente, que los ecos
De una llamada a misa, en el misterio
De una capilla oceánica, a lo lejos
De súbito me sales al encuentro
Resucitada y con tus guantes negros
Para volar a ti, le dio su vuelo
El Espíritu Santo a mi esqueleto
Al sujetarme con tus guantes negros
Me atrajiste al océano de tu seno
Y nuestras cuatro manos se reunieron
En medio de tu pecho y de mi pecho
Como si fueran los cuatro cimientos
De la fábrica de los universos
¿Conservabas tu carne en cada hueso?
El enigma de amor se veló entero
En la prudencia de tus guantes negros
¡Oh, prisionera del valle de México!
Mi carne (Urna...) de tu ser perfecto
Quedarán ya tus huesos en mis huesos
Y el traje, el traje aquel, con que su cuerpo
Fue sepultado en el valle de México
Y el figurín aquel, de pardo género
Que compraste en un viaje de recreo
Pero en la madrugada de mi sueño
Nuestras manos, en un circuito eterno
La vida apocalíptica vivieron