Entre todos los dones que Dios distribuyó en el mundo
Hay uno, que sólo tú tienes, que solo tú das
En esos momentos que hiere el vacío más profundo
Hay siempre una nueva ternura en tu rostro de paz
Y me dejas que beba, en la fuente de añeja dulzura
Que nunca quiero alejarme me da nadie más
Fue Dios, el que quiso que tú calmaras mi locura
Con eso que entre tantas almas sólo tú me das