Qué santa es mi niña, su cara lo dice
No he visto otros ojos con esa ternura
Mirar tan felices
Dios está con ella, no sabe de enojos
Son blancos sus sueños
Sus anhelos claros se adivinan dentro
De tan dulces ojos
Quiera Dios que nunca me miren turbados
Que no logre el mundo manchar sus cristales
Que lo poco bueno que soy en la vida
Descansa en la fuerza que me da mirarlos
Qué santa es mi niña, qué blancos sus sueños;
Qué anhelos tan claros, se adivinan dentro