Se había ocultado el sol en mi jardín
Ya no cubrían mi frente sus destellos
De pronto reflejó la luz de abril
El espejo feliz de tus cabellos
Tristes, marchitas estaban las flores de mi alma
Sin exhalar sus aromas morían en la bruma
Cuando por fin tú llegaste a traer la fortuna
De tu cariño ternura de armiño, esencia del sol
Pude encontrar en tus ojos la eterna alborada de Dios
Dulces ocasos cafés, matizados en oro
Quiero decirte que siempre serás mi tesoro
Porque lograste extraer de mis flores perfumes de amor