¡Ay!, qué divino,
Qué divino es quererte
Y tener yo la suerte
De verte otra vez junto a mí.
¡Ay! ¡Ay!, viva el destino
Que retando a la gente
Te puso en mi camino,
Volviendo divino
Lo que era mi cruz.
Muchas veces me pregunto
Por que hay en la vida
Dolor y tristeza;
Yo me siento en otro mundo
Si tú me acaricias
Y si tú me besas.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!, qué divino,
Qué divino es besarte
Y poder entregarte
Este amor tan vehemente
Que siento por ti. . . por ti.