Ahora entiendo cuán inmenso
es el pequeáo espacio de quien ama.
De quien vive y muere por quien quiere,
aunque después, no se espere nada,
y llegue su mirada y te deshaces otra vez.
Ahora voy sintiendo
que tan sólo el tiempo
puede transformar.
Voy pasando cuentas
con la infinidad de errores que tal vez,
algún día de estos,
si solo con los gestos
que acompaáan al hablar,
me haga entender,
porque no me entiendo.
Y no se muy bien
lo que guardo dentro,
si es bonito o feo,
grande o muy pequeáo,
roto, entero.
Que me muero por hacerlo bien.
Nubes tan espesas
en lo alto de mi cabeza
me acompaáan.
Rayos limpios, claros,
largos de un sol que no veo
aunque se que están ahí.
Y estar despistado es
un poquito raro
pero humano, ya lo sé.
Pero ya ves
que yo no soy paciente.
Tú ya lo ves
que hay una serpiente
que se enreda a mi alma,
que me aprieta fuerte
muerde con los dientes.
Me muero por hacerlo bien.
Y quiero entender
porque no me entiendo.
Y no se muy bien
lo que guardo dentro,
si es bonito o feo,
grande o muy pequeáo,
roto, entero.
Que me muero por hacerlo bien.