Tiempos viejos y compadres
de mi vida cadenera
que ya no volverán
mis aáos a gozar.
Qué habrá sido de esa barra,
bravucona y trensillera,
que tanto dio que hablar
por su guapear.
Adiós, amigos de entonces,
ya estamos viejos de tanto andar.
Marcando una candombeada
fue luciendo medias lunas
y entre cortes y quebradas
iba el tango provocador.
Me acuerdo de aquellas farras
que entre fueyes dormilones,
rimaban los corazones
un pasaje sentimental.
Siglo de oro de ese tiempo
en que el áato Monteagudo,
borracho de pernod,
se quiso suicidar.
Y del loco Puentecito
y del viejito Lozano
No los he vuelto a ver,
¿dónde andarán?
Adiós, amigos de entonces,
ya estamos viejos de tanto andar.