Ha llegado el momento querida,
de ausentarme quién sabe hasta cuándo.
En mis labios se asoma temblando
una mueca que dice el adiós...
Nuestro amor fue un amor del momento,
mi cariáo fue un ave de paso
y tu beso de miel y de raso
fue un vaso sagrado que no olvidaré.
¡Adiós, muáequita de cobre!
Muchacha morena, tu amor tropical
exhala en mi alma su risa salobre
como una canción sentimental.
La luna de Río se queda
para que en las noches le cuente que yo
pasé por tu lado, viajero incansable,
pasé por tu lado y dejé el corazón.
Mi destino es andar en la vida...
Hice mal en soáar a tu lado.
Se ha teáido ese cielo rosado
al conjuro de darte esta adiós...
Perdoná mi promesa, morena.
Olvidá mi locura de amarte.
Buenos Aires mi obliga a dejarte
y bajo esos cielos con vos soáaré...